Fianzas de Fidelidad

Al momento de contratar personal para cualquier área, las características en común que uno debe buscar son el sentido de la honestidad y el nivel de compromiso con la empresa. Aunque existen mecanismos como las cartas de recomendación de empleadores anteriores que ayudan a determinar si un potencial empleado cumple con estas características, sigue siendo importante invertir tiempo y recursos en medidas de control interno como sistemas de seguridad y controles de acceso para prevenir daños al patrimonio de la empresa. Sin embargo, estas medidas solo pueden minimizar el riesgo; no desaparecer. Se vuelve entonces necesaria una garantía de que al producirse un ilícito de parte de un empleado se podrán resarcir los daños, y es justamente de esto que se encargan las fianzas de fidelidad.

Este tipo de fianza ampara contra delitos como: robo por parte de sus empleados, abuso de confianza, fraude y peculado. Además tienden a disminuir la frecuencia de delitos contra el patrimonio al ejercer una presión psicológica sobre los empleados, pues bajo esta fianza la empresa también recibe asesoramiento y asistencia legal.

Estas pólizas pueden adquirirse en forma individual (para un solo empleado o un puesto determinado), en forma colectiva, global e incluso extender su cobertura a los empleados contratados por medio de outsourcing.

En los últimos años, impulsado por el incremento de los ilícitos contra el patrimonio por parte de los empleados, las fianzas de fidelidad han crecido considerablemente dentro del sector afianzador. Hoy en día podemos decir con seguridad que una póliza de fidelidad, más que un lujo, es una necesidad; especialmente en un 2016 que pinta como muy complicado desde el punto de vista económico y financiero. Es mejor prevenir que lamentar, y es ahora cuando las empresas deben hacer valer la honestidad  y la fidelidad como valores fundamentales en todas sus áreas.

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